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Como ya se ha comentado, los equipos de trabajo están formados por personas, y las
personas aportan a los equipos una serie de características diferenciales,
que bien gestionadas van a dar lugar al efecto sinergia. Las características
de los miembros del equipo deben ser suficientes para realizar las
tareas requeridas.

Algunas de esas diferencias individuales entre los componentes
de un equipo de trabajo son las siguientes:
- Formación y conocimientos: formación general y especializada, y
conocimientos relacionados con las tareas a realizar
- Experiencia en las tareas a desempeñar dentro del equipo de
trabajo
- Personalidad: todas las personas poseen un patrón único de
rasgos y características, y muchas de esas características son estables a
lo largo del tiempo. Se define la personalidad como el patrón único y
relativamente estable de conducta, pensamiento y emociones mostradas por
un individuo. Los rasgos de personalidad generan tendencias generales en
el comportamiento a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones.
Aptitudes: son las capacidades mentales y físicas para llevar a
cabo determinadas tareas. La principal aptitud mental es la inteligencia,
pero hoy en día se admite que existen tres tipos de inteligencia:
- La inteligencia cognitiva es la capacidad de comprender ideas
complejas, adaptarse al entorno de modo eficaz, aprender de la
experiencia, y razonar. La inteligencia no es una capacidad unitaria,
sino un conjunto de diferentes aptitudes.
- La inteligencia práctica es la capacidad de solucionar los problemas
prácticos de la vida diaria. Se basa en el conocimiento tácito, el
conocimiento sobre cómo se hacen las cosas.
- La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer y regular las
propias emociones, de reconocer e influir en las emociones de los demás,
de automotivarse y de establecer relaciones eficaces con los demás.
La inteligencia no es el único tipo de aptitud cognitiva, sino que
también existen otras aptitudes específicas como la aptitud verbal, la
aptitud numérica, la velocidad perceptual, o la visualización espacial.
Actitudes y habilidades: las actitudes son tendencias positivas
o negativas hacia determinados objetos (personas, tareas,
organizaciones...). Actitudes importantes en el trabajo son, por ejemplo,
la satisfacción laboral o la orientación hacia el cliente. Las habilidades
son, al igual que las aptitudes, las capacidades para llevar a cabo
determinadas tareas, pero se diferencian de éstas en que las habilidades
se pueden aprender y desarrollar mediante la práctica y el entrenamiento
(hablar en público, dirigir reuniones, etc.). Las principales actitudes y
habilidades importantes para el trabajo en equipo son la implicación, las
habilidades de relación y comunicación, la capacidad para afrontar
conflictos, las habilidades de análisis y resolución de problemas, la
actitud de respeto por los demás y saber animar reuniones.
Percepción: es el proceso mediante el cual las personas
seleccionan, organizan e interpretan sus impresiones sensoriales para dar
significado a su entorno. Cada persona percibe el entorno que le rodea de
una forma única y diferente de los demás, y lo que se percibe puede
diferir sustancialmente de la realidad objetiva, pero la conducta de las
personas se fundamenta en la forma en que perciben la realidad, y no en la
realidad misma. Hay una serie de factores que ayudan a dar forma, y en
ocasiones, a distorsionar la percepción. Estos factores pueden estar en el
perceptor, en el objeto percibido o en el contexto en el que tiene lugar
la percepción. Las características personales del perceptor (actitudes,
motivaciones, intereses, experiencia pasada y expectativas), influyen en
la percepción. Esto provoca que, en ocasiones, un mismo problema sea visto
de forma totalmente diferente por diversas personas en función de su
experiencia, de sus conocimientos, de la posición que ocupan en el
organigrama de la empresa, de su estado de ánimo, etc. Esto puede ser
positivo, porque enriquece el análisis del problema al abordarlo desde
diferentes puntos de vista; sin embargo, también puede ser fuente de
conflictos interpersonales al dificultar el entendimiento. Por otra parte,
las características del objeto observado también pueden afectar a la
percepción. Los movimientos, los sonidos, el tamaño, la novedad y otras
características del objetivo dan forma a la manera en que los percibimos.
Así, por ejemplo, es más probable que en un grupo destaquen más las
personas que hablan más alto que las calladas. Además, la relación entre
un objeto y su fondo, así corno nuestra tendencia a agrupar cosas
parecidas, también influyen en la percepción. Corno consecuencia de la
proximidad física o temporal, o de la similitud, unimos objetos, personas
o circunstancias que a veces no guardan relación (si dos empleados de una
empresa se marchan de forma repentina, podemos pensar que su marcha está
relacionada, aunque no sea así; los miembros de un grupo cualquiera que
tengan características distintivas corno sexo, raza, edad, etc., se
percibirán también corno parecidos en otras características que no tienen
relación). El contexto en el cual tienen lugar la percepción también es
importante. Factores situacionales corno la luz, el calor, el ruido, el
marco laboral o social influyen en la percepción. Un caso particular de la percepción es la percepción de personas, ya
que cuando percibimos personas, intentamos encontrar explicaciones a sus
conductas, y podemos atribuir a esas conductas causas externas (la
situación obliga a la persona a comportarse así), o causas internas (la
conducta está sujeta al control de la persona y es fruto de sus
características individuales).
Por último, señalar que en la percepción de personas y de situaciones
en las que están implicadas personas, debido a las limitaciones de nuestro
sistema de procesamiento de información, operan unos procesos para hacer
la información más manejable y sacarle más partido. Los procesos de
inferencia ocurren cuando disponemos de poca información sobre la persona
o la situación y tratamos de aprovechada al máximo. Los procesos de
economización de esfuerzo, por el contrario, tienen lugar cuando poseemos
información abundante y tratamos de simplificada o sintetizarla. Estos
procesos son útiles, ya que nos permiten percibir con rapidez y nos
proporcionan datos válidos para hacer predicciones, pero también pueden
generar errores y distorsiones en la percepción:
- Percepción selectiva: como no podemos observar todo lo que ocurre en
nuestro entorno, optamos por una percepción selectiva, buscando aquello
que más se adapta a nuestros intereses, experiencia y actitudes. Es
decir, que vemos aquello que queremos ver.
- Efecto halo: funciona cuando nos formamos una opinión general de una
persona a partir de una sola característica, como la inteligencia, la
sociabilidad o el aspecto.
- Proyección: tendencia a atribuir a los demás las propias
características.
- Estereotipos: consiste en juzgar a una persona en función del grupo
al que pertenece.
- Primeras impresiones: es la tendencia a basar los juicios sobre una
persona en las primeras impresiones que nos formamos sobre ellas. Las
primeras impresiones determinan nuestra conducta hacia los demás y las
impresiones subsecuentes.
El grado de semejanza entre los miembros de un equipo en cuanto a sus
características personales puede influir en el rendimiento. Los miembros de
grupos homogéneos pueden trabajar mejor y con menos conflicto; pero, debido
a su diversidad, los grupos heterogéneos están en mejores condiciones de
manejar tareas complejas y creativas. La heterogeneidad es necesaria cuando
las tareas son variables, porque se necesita un amplio abanico de
competencias. Además, puede contribuir a aumentar la eficacia porque los
componentes del equipo pueden aprender unos de otros.